miércoles, 7 de enero de 2015

Las mejores películas de 2014



Como suele ocurrir, faltan películas que no he visto aún, como El pasado, La imagen perdida o The Congress, pero creo que aquí está buena parte de lo más destacado. Claro que hubiera agregado más títulos a la lista; por ejemplo, pondría Guardianes de la galaxia y Capitán América: soldado de invierno prácticamente seguidas a este Al filo del mañana. También hay que mencionar otros títulos más que interesantes, como La desaparición de Eleanor Rigby o Magical girl, aunque esta última me supuso una pequeña decepción; la película de Carlos Vermut no es más –ni menos- que una película de género barnizada con varias capas de melodrama, por lo que en mi opinión le sobra la impostura. 
En todo caso, y más allá de que uno coincida o no con las preferencias del que suscribe, un año magnífico con muchas películas a descubrir para la pequeña pantalla.

 10. AL FILO DEL MAÑANA

Un año con varias películas de ciencia-ficción excelentes –cada una en su estilo- es algo digno de remarcar. La verdad, con Tom Cruise a la cabeza y el mediocre Doug Liman en la dirección –sí, mediocre, y si no mirad bien su trayectoria-, no esperaba ni más ni menos que otro lujoso y quizás competente producto marca Cruise.

¿Qué diferencia hay con sus anteriores películas? Un guión magnífico, que hace que la historia no sea otra de efectos especiales y batallitas deslucidas. Al filo del mañana no deja de ser un día de la marmota, pero nunca lo habíamos visto desde una película de extraterrestres rebosante de mala leche. Y para los que odien a la expareja de Nicole Kidman, decirles que sí, que el bueno de Tom muere muchas veces durante el film, pero que ahí no se detienen los alicientes para acercarse a uno de los blockbuster del año.
 Toda una sorpresa.

9. INTERSTELLAR
Lo último de Christopher Nolan volvió a enfrentar a detractores y defensores del director. 
Sin ser un defensor acerrimo, creo que negar que este director tiene un enorme talento visual no es de recibo, aunque sus películas puedan llegarte más o menos. 
Nolan posee una rara habilidad para fusionar sentido del espectáculo e intimismo, y quizás esta continua insistencia en pos de la unión perfecta del cine de autor con el comercial es lo que hace que algunas de sus películas no terminen de convencer a unos y a otros. Interestellar es Nolan puro, capaz de hacernos babear con imágenes nunca vistas o de contarnos una escena de acción frenética y emocionante. Pero también es el Nolan que a veces pone demasiado énfasis en explicarnos qué ocurre y por qué, o el que alarga los climax en exceso, hasta el punto de agotarnos o aburrirnos durante el camino.

Interestellar es un gran film de ciencia ficción porque –como ocurría en El caballero oscuro- el guión consigue equilibrar las recurrentes piruetas de su director, dejándonos momentos para el recuerdo y excelentes interpretaciones. Eso si, para tanto metraje, la moraleja final resulta algo insuficiente.


8. PERDIDA

Puede que Perdida sea un film “menor” dentro de la filmografía de David Fincher, pero amigo, aún con esas el último trabajo del director de Seven son palabras mayores. La primera parte del film resulta confusa y los juegos de palabras entre los protagonistas son demasiado artificiales. La verborrea que nos enamoraba en La red social para explicar su complejidad, en Perdida nos saca de la trama. Afortunadamente este tropiezo no dura mucho y lo que parecía que iba a ser un thriller sofisticado y juguetón se convierte en una pesadilla kafkiana adaptada al siglo XXI; un cuento cruel y malsano lleno de reflexiones sobre el comportamiento humano dentro de nuestra querida y enfermiza sociedad. 
La película más inquietante del año se abre con un plano en el que la mirada de Rosamund Pike –de Oscar- explica toda la película. Y también sale por ahí Ben Affleck, y tampoco lo hace nada mal.

7. IDA

Ida es uno de esos pequeños milagros que muy de vez en cuando aparecen en nuestras pantallas. La cinta de Pawel Pawlikowski puede parecer aburrida a los ojos de un espectador poco habituado al cine de autor. Una monja judía a punto de hacer voto de clausura quiere saber como murieron sus padres, por lo que comienza su búsqueda acompañada de su tía. 
La trama sencilla, casi de Road movie, sus escasos diálogos y la ausencia de un guión alambicado pueden ser argumentos poco atractivos para acercarse a esta producción polaca. 
Pero Ida deslumbra en muchos aspectos: en la puesta escena, con una bella y arriesgada fotografía, en la caracterización de unos personajes trazados a la perfección o en un guión lleno de recovecos que evocan imágenes de inusitada fuerza, como aquella referencia a las vidrieras que la madre de Ida instalaba en los establos-; Pawlikowski entrega un film sensible y fascinante, quizás con la mirada demasiada puesta en Dreyer, pero aún así con una factura indeleble propia.  

6. DOS DÍAS, UNA NOCHE 
Los hermanos Dardenne vuelven a diseccionar los problemas de la sociedad actual con una claridad meridiana. En la que quizás sea su película más redonda, Dos días... cuenta la historia sobre una chica que tiene una semana para convencer a sus compañeros del trabajo de que renuncien a su paga extra para que a ella no la echen de su puesto.
 Los Dardenne nos exponen las luces y las sombras que anidan en el interior de las personas de hoy en día, la mayoría de ellas parasitarias de bienes materiales y engullidas por tal egoísmo que les impide ser solidarias con los demás. El film nos deja entrever que, a pesar de todo, existe luz al final del túnel, y esa luz es transmitida con feroz pasión por una Marion Cotillard sublime. 
Una gran película.


5. NYMPHOMANIAC
Resulta algo chocante que lo último de Von Trier no haya aparecido en casi ninguna lista de lo mejor de este año. Vale que el realizador Danes demuestra no tener idea de cómo hacer una peli porno, pero hay que ser un genio -o un loco- para rodar una cinta como esta, un verdadero salto al vacío sin red. Y lo mejor es que sale indemne.

Esta versión modernizada de Las mil y una noche es desmersurada y quizás le sobren algunas historias, pero la imaginación y creatividad que expone su director es descomunal. 
Nymphomaniac dura cuatro horas, pero es tan interesante e hipnótica que no te aburres –de hecho me pareció más llevadera que su también admirable Melancolia- sino que al contrario, a ratos resulta apasionante. El film contiene alguna escena de sexo esplicito y muchos desnudos integrales, pero Von Trier hace que todo sea natural, incluso por momentos divertido. 
No, si va a resultar que ese director que muchos asocian a un cine pesado y plúmbeo al final se va acabar descubriendo como todo un Woody Allen Nórdico, aunque bueno, algo fumado. 

 4. NEBRASKA

La mejor película de Alexander Payne junto a la genial Entre copas. El director norteamericano parece haber encontrado el tono justo para contarnos sus tranquilas y sencillas fábulas. Si en Los descendientes lograba engancharnos con la naturalidad que desprendían Clooney y las paradisíacas playas de Hawai, en Nebraska fascina todo lo que aparece en pantalla gracias –en parte- a June Squibb y Bruce Dern. 
La historia comienza cuando un anciano demente recibe por correo una publicidad que le informa que le ha tocado un millón de dólares, y convence a su hijo para que le acompañe a cobrarlo. 
Una película que habla sobre las relaciones padre-hijo, sobre el paso del tiempo, sobre la familia... pero donde Payne da en plena diana es al transmitirnos los sentimientos que afectan a un anciano que parece no saber lo que quiere. Así consigue que Nebraska culmine con una de las mejores secuencias rodadas en los últimos años. 

 3. LA ISLA MÍNIMA

Una de las mejores películas que el cine español ha visto en años. Se le puede achacar cierta factura de thriller a la americana, pero en el fondo La isla mínima no deja de ser un estudio sobre un lugar determinado y unos hechos muy concretos del pasado de unos personajes, todos ellos adscritos a una idiosincrasia puramente ibérica. 
La brillante puesta en escena de Alberto Rodríguez nos adentra enseguida en un relato turbio y que se desenreda poco a poco; la historia empieza con un doble asesinato y la investigación a cargo de dos policías, pero la trama se ramifica en las historias de los propios investigadores, más apasionantes si cabe que el caso de homicidio. 
Las marismas del Guadalquivir son un personaje más de este asfixiante y seco thriller, interpretado con maestría por Raúl Arévalo, pero por debajo de un inconmensurable Javier Gutiérrez, quien parece haber nacido para este papel. 

 
 2. BOYHOOD, MOMENTOS DE UNA VIDA

Película experimento que solo por la dificultad de su ejecución –se rodó en 39 días a lo largo de doce años- merece estar entre lo destacado del año. Resulta arduo explicar la sensación que se tiene al ver crecer a una serie de personajes a lo largo de casi tres horas de proyección. Supongo que será similar a la sensación que unos padres tienen al ver crecer a su hijo, y como este cambia su carácter de niño a adolescente, de adolescente a adulto.
Boyhood Es un prodigio digno de ser contemplado, más allá de que luego la historia te pueda interesar más o menos. Puede que las situaciones diarias de esta familia norteamericana suenen a tópicas –no se asusten, esto no es un remake de  Cuéntame cómo pasó-, pero están narradas con tal naturalidad que tienen sabor a nuevo, gracias, como no, a la tremenda dirección de Linklater y a un reparto perfecto en el que irradian luz propia Patricia Arquette y Ethan Hawke. 
Una película emocionante y honesta, aunque quizás un pelín buenrollista para mi dis-gusto.


1. EL LOBO DE WALL STREET
 
Parece que pocos se acuerdan ya que la última película de Scorsese se estrenó en Enero del año pasado. Claro que ha sido un año de títulos muy destacables, pero olvidarse de este monumental chute de adrenalina es pecado mortal.
Y es que no parecen pasar los años por el padre de Taxi driver. Su dirección agresiva y vibrante sigue tan fresca como hace veinte o treinta años. En El lobo... vemos como se mezcla la sabiduría de un director veterano rebelde a perpetuidad con la vitalidad que tendría un chaval en la veintena que grita la palabra “acción” por primera vez.

La película es una -¿excesiva?- montaña rusa que no decae en sus tres horas de duración. ¿Qué a ratos parece una típica comedia juvenil al estilo American pie? Pues no. La acidez y el grado de cinismo que Scorsese imprime a su puesta en escena la hace estar a años luz de cualquier cosa parecida.
Si Uno de los nuestros era un paradigma de lo que era el mundo de las mafias de los setenta y ochenta, El lobo de Wall Street es un ejemplo meridiano del idiotizado mundo actual.
La fuerza visual de Scorsese nos deja varias secuencias para el recuerdo y unas interpretaciones inolvidables entre las que sobresale Di Caprio, pero también McConaughey, en un papel pequeño pero memorable.
La mejor película del año de uno de los mejores directores de la historia del cine.