miércoles, 13 de noviembre de 2013

LA MANO: Cortos y resumen



Aparte de los films a concurso, también se pudo disfrutar de un buen puñado de cortometrajes vinculados con el terror y el fantástico. No voy a hablar de todos ellos porque son muchos y no recuerdo todos, pero sí quiero hablar un poco de los que más me gustaron y de alguno que me pareció pésimo.

Destacaría dos trabajos: uno es Hotel, de José Luis Alemán, y el otro Honeymoon suite, de Zao Wang. Hotel está basado en una historia de Thomas Ott, un artista suizo de lo mácabro y lo surreal que publicó esta historieta en el comic Cinema Panopticum.
Una vez visto, recuerda mucho a las historias de terror de la E.C y a las temáticas de corte fantástico del Zona 84.
Un hombre camina por el desierto (¿?) y llega a un hotel que se encuentra en medio de la nada. Una vez dentro, se percata de que el lugar parece hallarse abandonado. Eso cambia cuando entra en una sala y se da de bruces con un verdadero banquete, una mesa llena de apetitosa comida. 

Hasta aquí puedo leer sin desentrañar una trama que no descubre sus cartas hasta el memorable final. Más allá de su argumento resultón, hay que subrayar que Hotel sobresale por su gran apartado técnico, en el que las labores de diseño artístico y maquillaje hacen que este corto crezca exponencialmente. 
No cabe duda de que hay mucha pasta invertida en esta producción. Los interiores, la fotografía, los efectos y el montaje demuestran que estamos ante un trabajo muy elaborado. Pero la mano de Alemán también funciona a la hora de manejar el tiempo de la historia; sin andarse con florituras, coloca la cámara en el sitio adecuado y dota a su trabajo de ritmo e inquietud. Un corto destacable.
 
También Honeymoon suite es una producción muy cuidada. Es un corto donde no importa tanto lo que se cuenta como los detalles; son los que hacen de esta pieza un producto diferente y muy sugestivo. Un hombre de negocios llega a un Hotel de lujo chino y es atendido por una relaciones públicas. Ella es la encargada de enseñarle su habitación, una suite que cuenta con una llamativa peculiaridad: tiene varios grilletes sujetos a la cama.
Tampoco destriparé nada más de este elegante corto; sólo decir que aunque la historia no me pareció para tirar cohetes, el trabajo con los personajes, la parte final y esos detalles de los que hablaba antes, hacen de Honeymoon suiete una experiencia gratificante y muy recomendable.

Honeymoon suite se llevo el premio al mejor corto del Festival, y Hotel, el  premio del público.

De los demás trabajos, pues un poco de todo. El corto esloveno Curiosity Kills me pareció muy simpático; trata sobre una familia que se enfrenta a una rata radiactiva, y su director mezcla sabiamente la estética del cartoon con el gore más desenfrenado.
 Luego también está el delirante y sangriento Fist of Jesus. No tan bueno como su anterior Brutal relax, pero divertido y salvaje. Me gustó el tono clásico y decadente de Necrolovers, y el aprovechamiento de los pocos medios con los que contaba Chema Garcia Ibarra para realizar un corto inquietante titulado Misterio.


En la zona tibia situaría algunos trabajos que me parecieron interesantes pero irregulares. Monsters does not exist parece un documental sobre Camboya, y en realidad lo es. Behind the bush y Killrats son dos cortos pasables, con unos buenos efectos especiales pero saturados de tantas referencias y plagios al género que se olvidan nada más verlos. Cold Turkey es un corto islandes con un buen punto de partida que no termina de explotar su planteamiento.
 Dientes de otro es un corto atrevido y muy personal. Se palpa el gusto por el cine más agresivo de Fulci o Lustig, y logra momentos de una malsana atmófera bizarra. Lástima que se alargue un guión que apenas existe, y que se note demasiado el tono amateur en los actores y en la dirección. Pero desde luego, me quedo con este tipo de cortos que buscan fórmulas arriesgadas a otros que tienen mucho más presupuesto y que son tan correctos que dan grima. 

En este saco voy a meter algunos productos que me parecieron mediocres, como lo último del inefable Julián Lara, su decepcionante Till death do us part, un corto desangelado y torpe hasta decir basta. Otro que me resultó flojo fue Presence Required, ejemplo de corto bienintencionado que tiene una idea insólita de base pero que no sabe desarrollarla ni nada que se le parezca. Y qué decir de Tin y Tina, uno de los truños más impresentables que he visto en mucho tiempo. Es un caso claro de una tomadura de pelo envuelta en una buena factura técnica.

Pues eso, que luego muchas de estas cosas están subvencionadas por el Ministerio de Cultura. Ahí es nada.

Para terminar los comentarios sobre “La mano”, pues dar la enhorabuena a sus organizadores por la gran labor realizada. Han hecho un trabajo magnífico trayendo a Colin Arthur, creando concursos de audiorelatos y relatos, organizando conciertos y conferencias como la de Carlos Garcia Miranda y Luis Muiño, y sobretodo, dando vida y calor a un Festival que ojalá dure muchos años.

jueves, 7 de noviembre de 2013

LA MANO, día 3 y 4: DEVOURED, KING OF THE PIGS Y ESCÓNDETE



Devoured, Año: 2012, Director: Greg Olliver, Reparto: Marta Milans, Kara Jackson, Bruno Goiello.

Sinopsis: una madre inmigrante trabaja como limpiadora en un viejo restaurante de Nueva York para poder pagar la operación de su hijo enfermo. Sin amigos ni familia, tiene una vida solitaria y desesperada, ahorra cada céntimo para enviarlo a casa para su hijo. A medida que sus circunstancias empeoran, las fuerzas malignas que habitan el restaurante comienzan a atormentarla.

Un buen ejemplo de como el cine de bajo presupuesto puede convertir sus defectos en virtudes. Pocos actores, lugares solitarios, un par de escenarios y escasos diálogos; con estos ingredientes, Greg Olliver construye una película de terror pequeña pero estimulante, llena de repeticiones inquietantes (esos planos de comida) y elipsis que sabemos que esconden algo pero no tenemos la certeza de qué es.

Una de las primeras cosas que llama la atención es su tempo, pausado y alejado del terror norteamericano de palomitas, que nos va sumergiendo poco a poco en una atmósfera pesadillesca y surreal. A esto debemos sumarle una trama que incluye crítica social y fantasmas, y que son esenciales tanto para entender la historia como para disfrutar de un final acertadísimo y sangriento, que consigue hacernos olvidar lo previsible del argumento principal del film.

Olliver es habil en el uso de la profundidad de campo, y muchas escenas de suspense ganan enteros gracias a su buen manejo del espacio. 

Pero en Devoured hay un aspecto positivo que se eleva por encima de todas estas cosas: la interpretación de Marta Milans. Es todo un descubrimiento, una actriz total que encima es madrileña, y que logra acercarnos con sensibilidad a un personaje marcado por sus traumas y sus problemas internos y externos. Ojalá esta chica no caiga en el limbo y la veamos en un tiempo triunfando en las salas de cine.

Devoured no pasará a la historia del cine de terror ni lo pretende. Es posible que aburra a los acostumbrados a un cine más comercial, y puede que no sorprenda a los curtidos del thriller sobrenatural. Pero son males menores que no deben empañar un tipo de cine (el independiente) que puede ser una buena salida para que el género pueda seguir reciclándose.



Dae gi eui wang, Año: 2011, Director: Yeun Sang-ho, Animación.

Sinopsis: Kyung-min y Jong-suk no pueden tener vidas más dispares: el primero es un hombre de negocios y el segundo es un escritor sin empleo que descarga su violencia con su mujer. Ambos se encuentran una noche para recordar cuando eran adolescentes e iban al instituto, donde eran acosados por sus compañeros y donde conocieron a Kim Chul, el único capaz de defenderles.

En el cine surcoreano –no sé si en la vida real- son muy dados a las emociones extremas. Hay una tendencia al dramatismo y a prolongar las secuencias de dolor y pérdida. La violencia es algo cotidiano, cualquier discusión acaba a tortas y el suicidio y la autodestrucción siempre parecen opciones lógicas; además, la figura del antihéroe se antoja como el más agresivo de todos los personajes, aunque se pase la mitad de la película callado y quiera hacer amigos de vez en cuando.

 Quienes visiten con frecuencia los thrillers made in corea, no se alarmaran por lo que muestra el film de Yeun Sang-ho -todo lo citado y un poco más- pero encontraran novedades en el tema de fondo, ya que pocas veces los sur coreanos suelen tirar piedras contra su propio tejado, en este caso, contra las estructuras internas de sus colegios.

La crudeza reside en ser testigos de como un sistema educativo represor, instaurado para “controlar” al alumnado, machaca y desconecta las aspiraciones de todos aquellos chavales que no han tenido la suerte de nacer ricos o de ser unos matones. 

La violencia diaria forja seres sin conciencia que luego arrastraran sus traumas hasta la madurez, donde en ocasiones llegan a florecer nuevos monstruos.

King of the pigs es una película dura y poco aconsejable para depresivos o buenistas. Apenas hay una nota alegre en todo el film, y eso acaba impregnando el relato de un fatalismo cercano al sadomasoquismo, algo por otra parte también muy de los orientales en general.

La animación es correcta y realista, y en varios aspectos me recuerda la de Vals con Bashir, aquel maravilloso film Israelí del 2008. Quizás no tan brillante visualmente, Kings of the pigs se defiende en el ámbito humano y psicológico; es una película solida e interesante a la que quizás le falte algo  de empatía con el espectador, con tanto personaje desquiciado y regulero. Pero vamos, a lo mejor me equivoco y es simplemente una cuestión cultural, vaya usted a saber.
 Año: 2013, Director: Roque Madrid, Reparto: Victor Sevilla, Rubén Mascato, Raquel Arcos.

Sinopsis: Dos jóvenes parejas escogen un lugar para su botellón del sábado: un cuartel abandonado con una leyenda. Lo que parece ser una noche igual que otra, comienza a ir mal.

Galardonada con el premio a mejor película del Festival, si has leído la sinopsis ya sabrás por donde van a ir los tiros. Jóvenes alcornoques, idas y venidas interminables, leyendas de mercadillo y un lugar en ruinas para darle el tono tétrico al tema. 

Me parecería un batiburrillo aprovechable si no hubiera sido explotado hasta la saciedad en muchas producciones del último lustro, junto con los torture y los mockumentary, de los que Escóndete también bebe en grandes cantidades aunque no estemos ante un found footage al uso.

Si bien el punto de partida no es original, sí que hay elementos que varían lo suficiente para crear algo de tensión; la idea del juego del escondite con un ente sobrenatural de por medio no es nueva (El orfanato), pero aquí está tratada de otro modo, y las dos mejores secuencias (un acoso a dos personajes y el final) se aprovechan de ello.
El problema es que, aparte de esas dos secuencias, lo demás es, la mayor parte del tiempo, aburrido y redundante. 

Los personajes empiezan hablando como poligoneros y macarras. Los actores están metidos en sus papeles; hasta que uno de los chicos cuenta la leyenda del lugar: entonces su léxico cambia de forma sorprendente y sólo le falta recitar a Shakespeare. Es uno de esos errores que te puede sacar de una película que se presupone seria.

Si Escóndete hubiese apostado más por el humor podría haber sacado partido a los continuos e histéricos gritos de los protagonistas, a la supuesta lejanía del pueblo más cercano –se ven luces de varias casas en los alrededores-, a la incapacidad de los supervivientes por encontrar una salida de un sitio derruido o de salir por una ventana, o a varias incoherencias más. 

Este film no suma nada nuevo que no viésemos mucho mejor –uno ya se cansa de ver personajes de cara a la pared- en El proyecto de la bruja de Blair o en la reciente y modesta Atrocious. Lo peor es que, en otros infames plagios, como Grave encounters, The tunnel o Haunted Changi, encontramos más sangre y diversión que en la película de Roque Madrid.

En mi opinión un corto podría haber sido una magnífica opción para una trama anecdótica que de tanto estirarse se hace, citando a Juanito, “molto longo”.

domingo, 3 de noviembre de 2013

LA MANO, día 2: SVENO Y LOS INOCENTES


Año: 2012, Director: Roman Romanovskiy, Reparto: Vladimir Smirnov, Kristina Kazinskaya, Vladimir Frolov.
Sinopsis: Un joven científico está tratando de evitar el servicio militar, así que escoge un servicio alternativo y es enviado a educar niños a un orfanato suburbano, ubicado en una antigua casa señorial. Pronto descubre que varias personas que trabajaron allí antes que él murieron en extrañas circunstancias.

El Festival de cine “La mano” nos ha brindado la oportunidad de conocer un film de terror ruso, un género poco habitual por aquellos lares y casi desconocido en nuestro país. De esta última década se podrían destacar las dos películas de Los guardianes de la noche y el día, o la reciente Winter of the dead (2012). 

Zveno -creo que significa encadenado- se beneficia precisamente de lo exótico que resulta para nosotros ver un film de miedo relacionado con la madre Rusia; aunque la película de Romanovskiy se acerca bastante a un tipo de thriller sobrenatural que ya empieza a estar pasado de moda (El orfanato, Gothica y mil más), atrae la novedad de las circunstancias que rodean el relato, el comportamiento de los personajes y el modo pausado de una cinematografía con un tiempo distinto al nuestro.

Su director exprime al máximo el uso del tétrico orfanato, y logra crear inquietud en los pasajes en los que el protagonista recorre habitaciones y lugares deshabitados y solitarios.
La trama va creciendo en interés, y otros referentes del género no tardan en aparecer; el seguidor habitual al género podrá encontrar paralelismos con films como Wicker man (1973) o similares, aunque el misterio se revele bastante antes del desenlace y no sea, ni mucho menos, tan impactante como el del clásico de Robin Hardy; muy al contrario, es previsible, pero también acorde con las pistas dejadas a lo largo del metraje.

Otro de los aciertos de la película es el actor principal, Vladimir Smirnov; lleva el peso de la narración sin problemas y consigue que nos metamos en su piel ante lo que se le viene encima.
Sveno es un film pequeño y no muy original en su totalidad, pero contiene partes sugerentes e interesantes, y es un apreciable reflejo de un cine, el ruso, que también tiene cosas que contar desde un punto de vista terrorífico.

 
Sinopsis: un grupo de jóvenes sale de excursión y pasa la noche en un albergue abandonado, 12 Colinas. Los rumores del lugar dicen que, cada 28 de diciembre, una maldición posee el edificio. Ignorando esta advertencia, los protagonistas empezarán a ser víctimas de bromas macabras.

Tengo que admitir que tenía serias dudas sobre una película dirigida por tanta gente de una escuela de cine. Después de verla mis dudas se vieron confirmadas, pero hay que decir que Los inocentes tiene el mérito de no desentonar en absoluto con cientos de otros productos que nos llegan todos los días de Usa con mayores presupuestos. De hecho, este slasher quizás sea el mejor de este subgénero rodado dentro de nuestras fronteras, y es que hasta ahora la mayoría de intentos (quitando, quizás, Tuno negro) por emular a Jason y compañía habían sido desastrosos, con títulos tan delirantes como School killer o Xp3d.

Una de las primeras cosas que me llama la atención es el parecido de este film con Slaughter High (1986), aquí titulada El día de los inocentes. En aquella, un joven gafotas es humillado y desfigurado por sus compañeros de clase; tiempo después, un grupo de amigos entre los que se encuentran algunos de los culpables, se van a una casa abandonada a pasar el día de los inocentes. Allí serán eliminados uno por uno a través de bromas mortales. Desde luego existen parecidos con Los inocentes, pero puede que sea pura coincidencia (El mundo del cine de terror es un pañuelo).

El inicio del film producido por la ESCAC es fresco y tiene su gracia; hay soltura en los diálogos y naturalidad en los actores, a pesar de que el guión cuenta con todos los estereotipos posibles: el friki, el guaperas, la guarrilla, etc.
Desgraciadamente pierde fuelle y ritmo cuando empiezan los asesinatos - casi todos ellos producidos en escenas aisladas- y que convierten Los inocentes en un rutinario Body count sin demasiada sangre y poco imaginativo.

 En su último tercio –cuando uno ya está deseando que acaben sus largos 70 minutos- la cosa remonta algo el vuelo y termina con un final correcto y un tanto cruel.
A pesar de lo irregular del asunto, se agradece el hecho de ver un producto bien intencionado y respetuoso con las reglas del género. Las mismas reglas que la hacen sólo recomendable para fans del slasher y del terror cañí.
El resto, abstenerse.